Queridos compañeros:
Hoy, después de  tres  años, decimos adiós, pero es un adiós que no significa un "hasta nunca", sino que va lleno de un eterno "hasta luego" que refleja esperanza, ilusiones, deseos, sueños, anhelos y por qué no, también miedos.
"¿A qué le temes?", me preguntó alguien hace unos días. Yo creo que le tengo miedo a lo mismo que la mayoría de mis compañeros: le temo a todo lo que viene. Que si son siete u ocho materias distintas con maestros nuevos; que si hago amigos o no; que si llego a reprobar; que si no comprendo mis cambios en esta etapa de la juventud; que si me llego a perder en el camión cuando vaya de regreso a casa después de la preparatoria; que si los nuevos compañeros se llegan a burlar de mí si en clase contesto algo equivocado; que si esto, que si lo otro... Y podría continuar con la lista de lo que muchos tenemos miedo; pero creo que hay algo todavía más importante: una ilusión que lo compensa todo: Crecer.
Dar un paso hacia una nueva etapa, que no precisamente tiene por qué ser mala, sino que también creo, será una época cargada de nuevos aprendizajes, intelectuales, pero también para la vida diaria; llena de nuevas personas que serán nuestros guías, sin dejar a un lado las enseñanzas de quienes hoy quedan en el pasado; de nuevos compañeros, que quizá algunos se conviertan en nuevos amigos, sin olvidar cada una de las características de a los que hoy les digo un "adiós", disfrazado de "hasta luego". O un "hasta luego" con antifaz de un "hasta siempre", porque estoy seguro que siempre nos llevaremos en nuestros corazones y mentes.
Muy pronto, compañeros, amigos, confidentes, cómplices, almas gemelas; muy pronto  culmina lo que hace tres años comenzó; muy pronto quedarán sellados con un abrazo largo y unas cuantas lágrimas, tantos días de juegos, de cantos, de operaciones básicas, de exámenes, de pleitos ingenuos, de goles metidos, de triunfos y derrotas, de risas y llantos, de esfuerzos, de gritos y regaños, de sensaciones de nervios, alegrías y miedos. Esta noche también se define si se acaba nuestra amistad o se hace más fuerte. Muy pronto, al salir de aquí, saldremos al mundo, pero no indefensos, saldremos revestidos con una armadura de acero que son nuestros valores y unas magníficas armas pulidas con conocimientos, los mismos que adquirimos en esta Institución, en la cual nos han preparado para salir al campo de batalla.

Gracias, porque  todos ustedes, algún día seran  hombres y mujeres de bien, llenos de éxito profesional y una gran plenitud en nuestro interior.

Hasta siempre,  hasta siempre en nuestro corazón. Adiós, hasta luego; sigan en el camino, porque la vida no termina aquí; la vida apenas comienza si ponemos el corazón en ella 

Siempre los recordare como el mejor grupo 

INFORMÁTICA 2008-2011
MA. CONCEPCIÓN PEDROZA MÉNDEZ
TU MAESTRA POR SIEMPRE.


F E L I C I D A D E S